Manejo Sanitario Integral

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Para preservar la salud de las abejas se debe disminuir el riesgo de ingreso y propagación de agentes patógenos en el apiario y fortalecer las defensas de las colonias ante ellos.
Para ello es necesario un manejo sanitario integral, cuyos pilares son la nutrición adecuada, las medidas de higiene-profilaxis y las inspecciones periódicas de las colmenas

Nutrición

Es importante instalar el apiario en una zona rural con abundancia y variedad de flora de importancia apícola, sin riesgo de contaminación ambiental, para que la colonia pueda obtener alimento natural para su propia subsistencia.

Además debe asegurarse el acceso a una fuente de agua potable, ya sea de cursos naturales o por medio de bebederos (asegurar la disponibilidad de 1 litro de agua diario por colmena en época de altas temperaturas).

Se deberá verificar que las colmenas dispongan de cantidades adecuadas de alimentos naturales (miel y polen) en cada una de las etapas del ciclo anual de la colonia. En caso que se deba suministrar alimentación artificial deberá suspenderse 15 días antes del inicio de la floración, a efectos de evitar residuos en la miel.

A efectos de sostener las demandas proteicas que implican el crecimiento y mantenimiento de la colonia deberá prestarse atención a la cantidad y variedad de pólenes presentes en los panales del nido de cría. En caso de evaluar posibles deficiencias en cuanto a cantidad/calidad de estas reservas es importante suministrar suplementos proteicos para complementar la nutrición y preservar la salud de la colonia.

Medidas de higiene-profilaxis

A los fines sanitarios es importante que los apiarios se instalen al menos a 2 km de distancia de apiarios ajenos, basurales, industrias o cría intensiva de aves y cerdos. Si se constata la presencia de apiarios próximos al de su propiedad, es importante acordar con el productor vecino las acciones higiénico-profilácticas y terapéuticas que aquí se indican.

Las colmenas deben instalarse en las áreas elevadas del terreno, para evitar encharcamientos, y con protección ante condiciones climáticas adversas (vientos fuertes, altas temperaturas), como arboledas. Las vías de acceso al apiario deben garantizar que ante condiciones climáticas desfavorables que puedan ocasionar anegamientos, se pueda igualmente acceder al apiario y realizar los trabajos básicos en el mismo (por ejemplo los tratamientos terapéuticos).

Además, es conveniente que el apiario cuente con un cerco perimetral que impida el ingreso de animales y mantener la zona libre de malezas y materiales en desuso.

Todos los años se deben limpiar y desinfectar con fuego directo o agua clorinada las alzas melarias y pisos fuera de uso; y al comienzo de cada temporada cambiar el piso y las alzas de las colmenas por los que se limpiaron y desinfectaron. Además, se recomienda renovar 3 cuadros de la cámara de cría de cada colmena todos los años.

Se debe realizar el recambio de las abejas reinas cada uno o dos años, seleccionando reinas con genética de probada mansedumbre, productividad, baja enjambrazón y alto comportamiento de limpieza.

La implementación de las medidas indicadas garantiza que las colmenas estarán en óptimo estado fisiológico para mitigar los efectos negativos que las enfermedades causan y, a la vez, responder rápida y favorablemente a los tratamientos terapéuticos que se realicen.
Recuerde que nunca deben multiplicarse colonias enfermas y las colmenas débiles a fin de cada temporada deben fusionarse.

Inspecciones

Con el objetivo de detectar las enfermedades en forma temprana y evitar los daños que pueden causar, se recomienda realizar inspecciones periódicas de las colmenas, al menos en dos momentos del año:

•cuando se inicia el ingreso de polen que estimula el desarrollo del nido de cría: coincide con los inicios de la primavera, variando desde agosto a noviembre de acuerdo a la zona;
•inmediatamente después de la última cosecha de miel: coincide con la finalización del verano, variando desde febrero a mayo.

En las inspecciones debe observarse en primer lugar la cámara de cría, porque muchas de las enfermedades afectan las primeras etapas del desarrollo de las abejas.

Es importante que el productor conozca los signos particulares de cada enfermedad, que permiten diagnosticarlas a campo, aunque en algunos casos se requiere realizar un análisis de laboratorio para confirmar su presencia y aplicar el tratamiento terapéutico correcto.
Para más información sobre las enfermedades de las abejas y los tratamientos a aplicar ante su presencia, puede consultar el Manual de Enfermedades de las Abejas.

Si tiene dudas acerca de qué enfermedad puede estar afectando a la colonia, de cómo realizar la toma de muestras o aplicar el tratamiento, recurra a un Inspector Sanitario Apícola (ISA) o un asesor sanitario.

Tratamientos Terapéuticos

La mayoría de las enfermedades pueden ser prevenidas y tratadas mediante el manejo adecuado e integral de las colmenas.

La varroosis es la única enfermedad que, en la mayoría de las colmenas de nuestro país, requiere de tratamientos terapéuticos mediante productos veterinarios acaricidas. Por las características particulares que manifiesta esta enfermedad, y para evitar el desarrollo de la población de ácaros en las colonias de abejas, se requiere aplicar control con medicamentos, incluso con bajos niveles de parasitismo en las colmenas.

Para el resto de las patologías, no se recomienda la aplicación de antibióticos, ya que pueden dejar residuos en los productos de la colmena. En caso que se decida igualmente aplicar antibióticos, siempre debe realizarse en forma curativa y nunca en forma preventiva.

En todos los casos deben utilizarse productos veterinarios autorizados por el Senasa para uso en apicultura, aplicarlos únicamente en cámaras de cría y respetar los períodos de carencia -el tiempo que tiene que transcurrir entre la última aplicación del producto veterinario y la colocación de alzas melarias en la colmena.

A menos que lo indique el marbete del producto autorizado, no se deben aplicar medicamentos durante el período de producción y cosecha, ya que los residuos no llegan a degradarse y contaminan la miel.

El productor debe informarse acerca del correcto uso de los medicamentos, leer los marbetes y no apartarse de las indicaciones de los laboratorios elaboradores.
Cabe mencionar que en caso de detectar fallas de eficacia en los productos veterinarios autorizados por el Senasa para uso en apicultura, puede denunciarlo a través del Formulario de Farmacovigilancia de la Dirección Nacional de Agroquímicos, Productos Veterinarios y Alimentos.

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